En diciembre de 2021, estaba completamente vacunada con los refuerzos contra la Covid y estaba lista para disfrutar completamente las vacaciones por primera vez desde antes de la pandemia cuando repentinamente empecé a sentirme enferma. Tenía dolor de garganta. Dolor corporal. Dolor de cabeza. Una terrible fatiga.
Esto ocurrió cuando la variante ómicron estaba arrasando con el país y las pruebas rápidas de antígenos caseras no podían obtenerse fácilmente. Afortunadamente mi familia y yo pudimos obtener unas pocas y me hice inmediatamente la prueba.
Tuve resultados negativos. Estaba sorprendida. Estaba segura de que finalmente me había contagiado de este virus mortal que había evitado durante casi dos años mediante la implementación de medidas preventivas y suerte.
Puesto que todavía no me sentía bien y no quería exponer a nadie a mis gérmenes, sean o no de la Covid-19, pasé las vacaciones en casa. Justo antes de la celebración de fin de año, me sentía mejor y las pruebas todavía mostraban resultados negativos, así que fui a una reunión pequeña.
Un par de días después, mis síntomas regresaron con más fuerza. No solo que tenía dolor de garganta, fiebre y dolor corporal, sino que también empecé a tener molestias estomacales.
El lunes siguiente, cuando todo el mundo estaba regresando a trabajar, me hice pruebas de la Covid-19 que mostraron nuevamente resultados negativos. Estaba sentada cerca del mesón de la cocina cuando mi hijastra entró y dijo, “¿te enteraste? Dicen que para la variante ómicron, debes frotar con hisopos tu garganta* en vez de tu nariz”.
No me había enterado de eso. ¿Producirían las muestras de mi garganta la evidencia que necesitaba? ¿Estaban todas estas otras pruebas equivocadas?
Froté mi garganta con hisopos para obtener muestras y la prueba tuvo resultados positivos incluso antes de que la línea de control apareciese. Una prueba de RCP y de anticuerpos confirmaría estos resultados más tarde. **
Tenía la Covid-19. Y probablemente la tenía todo este tiempo. Empecé a pensar en muchas cosas. Tenía que dar las noticias en mi trabajo y a mi familia. Y luego debía llamar a la escuela de mis hijos para avisarles. También tenía que obtener más pruebas. Y aunque estaba trabajando a distancia, no podía tener tiempo para descansar. Estábamos en medio de un enorme lanzamiento de productos y yo, una ejecutiva de alto rango de mi compañía, estaba liderando nuestra comercialización digital.
Mi equipo entendería, desde luego, pero no soy el tipo de personas que se rinden. Simplemente tendría que arreglármelas. Sería difícil, desde luego, pero mi salud mejoraría y después de eso todo sería solo como un sueño de una mala fiebre y lo recordaría y pensaría, “¿recuerdas cuando trabajé, dormí, y volví a trabajar con la Covid-19? ¡Fue una pesadilla!”
“Hablé con los miembros de mi equipo, quienes, tal como lo anticipé, mostraron compasión. Les dije que tomaría descansos tal como fuese necesario, pero que cumpliría con las tareas que me asignaron justamente. Tuve días de mucho dolor, fatiga y fiebre. Trabaje en cama, tomaba siestas cada vez que podía y trabajaba hasta la noche. Ésa fue mi vida durante varias semanas. Hasta que ya no pude más.
Sam, recibiendo un refuerzo contra la Covid-19, octubre de 2022
Nunca me recuperé. Nunca mejoré. Todavía no he podido recordar en forma retrospectiva y decir, “eso fue una pesadilla”. Todavía estoy viviendo esa pesadilla más de un año después. Y la pesadilla es mucho más dolorosa de lo que pude imaginar.
Algunos síntomas, tales como el dolor de garganta y la voz parecida a la de Demi Moore desaparecieron, pero otros, tales como los problemas estomacales y la fatiga, empeoraron. Aparecieron nuevos síntomas, tales como migrañas y mareos, dificultad para concentrarme y disfunción cognitiva, dolor crónico del cuello para abajo, problemas cardiacos y pulmonares, cambios de la vista, pérdida de peso y disautonomía.
A medida que mis síntomas aumentaban en pocas semanas, me convencía cada vez más de que tenía la Covid-19 persistente. Afortunadamente, cuando lo comuniqué a mi médica de cabecera (PCP, por sus siglas en inglés), ella no tuvo ninguna duda. Me apoyó y recomendó inmediatamente una terapeuta vestibular para que me ayude con mis síntomas de mareo y que se parecían a una conmoción cerebral y me refirió a una clínica que proporcionaba cuidados para personas que habían tenido la Covid-19.
Fue durante este tiempo que empecé a notar mi sensibilidad al sonido y mis problemas del habla. Todo empezó cuando canté “Cumpleaños feliz” en la fiesta del 18º cumpleaños de mi hija. A medida que llegábamos al clímax de la canción y el ruido se volvía más intenso, empecé a temblar y empecé a tener muchos escalofríos. Simplemente no pude manejar todo ese ruido. Al parecer sonidos ruidosos repentinos (incluso los ladridos de nuestro perro) pueden hacer que mi sistema nervioso se ponga en alerta. Esto afecta directamente mi patrón del habla, que se vuelve espasmódico o entrecortado.
Sam usa el arte como un mecanismo de ayuda para lidiar con los grandes cambios de su vida. Ella creo este trabajo de arte de medios mixtos, “Shattered Life: Long Covid [Vida destrozada: La Covid-19 persistente]”, en febrero de 2023.
No tenía ningún control sobre eso. Lo manejo básicamente usando audífonos para controlar el ruido y gafas de sol. También estoy extremadamente consciente de con que tipos de telas puedo entrar en contacto. Cosas con contextura irregular, tales como chaquetas impermeables, o cosas “ruidosas” pueden activar esos síntomas. Además, cuando tengo frío, usualmente tengo un episodio.
En mayo de 2002, ya no podía trabajar por la Covid-19 persistente y tuve que obtener beneficios por discapacidad. Yo era la fuente de ingresos de mi familia y el impacto financiero ha sido extremadamente difícil.
Suena tortuoso y ciertamente no es agradable, pero creo que lo peor de la Covid-19 persistente ha sido el increíble dolor físico y la fatiga. Tomo medicamentos que son útiles para aliviar mis síntomas mientras espero que haya una cura.
Solía estar despierta de 16 a 18 horas al día y las disfrutaba mucho. Ahora, talvez tengo un máximo de tres a cinco horas al día después de las cuales me siento completamente exhausta y paso la mayor parte del tiempo descansando. Extraño cosas pequeñas. Extraño ducharme. Ahora, solo tomo baños por temor a colapsar por no poder pararme por mucho tiempo. Extraño manejar.
Pero me rehúso a dejar a un lado la diversión. Y la esperanza.
Cuando se me acaba la energía, pienso en todas esas personas que podrían beneficiarse al escuchar mi historia. Incluso si eso hace que solo una persona se sienta menos solitaria durante este proceso, eso es suficiente para que todo esto valga la pena. E incluso si solo puedo tener pocas horas al día, hago que cuenten.
*Actualmente, las pruebas de antígenos caseras en EE.UU. están aprobadas solamente para su uso nasal.
*Algunas clínicas que proporcionan atención a personas que tuvieron la Covid-19 requieren pruebas RCP con resultados positivos para admitir a los pacientes, así que podría ser conveniente confirmar una prueba casera con resultados positivos con una prueba RCP por si se requiere esa documentación en el futuro.
Este recurso se preparó con el apoyo de Pfizer.
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