Crecí en una familia en la cual no se hablaba acerca del uso de protectores solares los cuales se utilizaban muy infrecuentemente. De hecho, sucedía lo opuesto: Nos bañábamos en aceite bronceador y dejábamos que el sol nos tueste. ¡Entre más sol, mejor!
Puesto que soy una mujer hispana con piel de color café, disfrutaba ver cómo el tono de mi piel se volvía más oscuro durante los meses de verano.
Nadie de mi familia sabía mucho sobre el melanoma ni que cualquier persona podía contraerlo.
En 2020, durante el auge de la pandemia del Covid-19, noté que un lunar en mi tobillo se estaba volviendo más oscuro. Para ese entonces, era mucho más culta en lo que se refiere a los peligros del cáncer de piel. Puesto que escribo sobre asuntos relacionados con la salud, cubrí una historia sobre una mujer joven que tuvo melanoma y eventualmente murió de eso después de que el cáncer reapareció y se propagó.
Programé una cita con un dermatólogo. Tuvimos una reunión virtual porque los estrictos protocolos para prevenir el Covid-19 hacían imposible una evaluación presencial.
El dermatólogo examinó el lunar lo mejor que pudo virtualmente y dijo que parecía ser normal. No me proporcionó ninguna información adicional, tal como las señales que deben monitorearse o los cambios de los cuales debemos estar conscientes, información que, en retrospectiva, hubiera sido útil.
Un año después, tuve un problema de la piel completamente diferente. Tenía lo que resultó ser un dermatofibroma, una masa pequeña redonda, en mi espalda. Me picaba y me molestaba. Por eso, asistí a una cita médica presencial con una dermatóloga nueva. Diagnosticó el dermatofibroma y dijo que no era cáncer, pero que aun así recomendaba una examinación completa de toda la piel de mi cuerpo. Esto incluyó un estudio cuidadoso de todos los lunares de mi cuerpo.
Le mostré el lunar en mi tobillo que el dermatólogo anterior no consideró preocupante. Pensó que su apariencia era sospechosa y le hizo una biopsia en ese momento.
Una semana después, me llamó y dijo que el lunar reveló que tenía melanoma. El siguiente paso fue entumecer mi piel y remover tejido del tamaño de una moneda de cincuenta centavos de dólar para garantizar que el melanoma no se haya propagado.
Mi diagnóstico nos sorprendió a mis familiares y a mí. Era joven, saludable y culta. Asumí erróneamente que cuando tomas todas las precauciones, no tendrás ninguna enfermedad o dolencia. También existe la noción de que las personas hispanas o latinas no tienen cáncer de piel, pero ciertamente lo pueden tener.
Aunque el melanoma se detectó en forma temprana en mi caso, la palabra “cáncer” tiene su peso. Cuando escuchas que tienes melanoma, eso hace que reflexiones, que pienses en lo que es importante y te inspira para que informes a otras personas que esto también les podría pasar.
2022
Me sentí un poco mejor cuando conocí al cirujano que realizaría el procedimiento. Su especialización era en quemaduras y heridas. También conocí al anestesiólogo que iba a trabajar con el cirujano. Me ayudó a calmar mis preocupaciones sobre la cirugía y también me dijo que había tenido un carcinoma basocelular en su rostro, el cual se removió exitosamente.
“Vas a estar bien”, aseguró. “Vamos a encargarnos de eso”.
Una enfermera que estaba preparándome para la cirugía me dijo que ella también era una sobreviviente de cáncer de piel.
Las personas con piel más oscura frecuentemente piensan que el cáncer de piel solo ocurre en personas con pieles más claras o blancas”, dijo la enfermera.
Estuve de acuerdo con ella. Después de todo, yo también pensaba lo mismo.
Tuve mucha suerte porque la cirugía removió todo el cáncer. El melanoma no se había propagado y no necesité ningún tratamiento adicional. Desde ese día no he tenido cáncer, pero todavía tengo evaluaciones de toda la piel de mi cuerpo cada tres meses.
Me enfoco mucho en concientizar a la comunidad hispana o latina. Empecé en mi hogar educando a mis padres sobre la importancia de la protección contra el sol (tal como usar protector solar incluso en áreas en las cuales no se consideraría usarlo, tales como en tus tobillos o atrás de tu cuello). Hice que mi mamá y papá se hagan evaluaciones de la piel en todo su cuerpo, algo que nunca consideraron hacer antes.
No sé si mis padres y mi familia extendida lo “comprendan” completamente. Pero no me rendiré. Insisto en que tengan buenos hábitos de protección solar y en que se sometan a evaluaciones anuales de la piel.
También he trabajado para concientizar usando las redes sociales para informar sobre la amenaza del cáncer de piel a personas de todas las razas, etnias, antecedentes, así como de todas condiciones socioeconómicas y culturales. Me conmoví cuando una sobreviviente de melanoma se comunicó conmigo para decirme cuán contenta estaba de que yo compartiera este mensaje.
Quiero que todos sepan que el sol no discrimina. Comunícate con tu dermatólogo y haz que te evalúe. Una examinación sencilla anual podría salvar tu vida.